LA PROPAGANDA NAZI
 
La Mayor parte de propaganda Nazi fue dirigida contra los judíos. En esta propaganda, muestran a alemanes como una raza fuerte, hermosa y superior. Los judíos son mostrados como feos, débiles, engañosos y confabuladores.
La propaganda nazi fue usada para hacer que los alemanes se sientieran orgullosos de ellos mismos pero también superiores a otros, como país y como “raza”. Ninguna crítica fue permitida. Todos los libros "no alemanes", el arte, y la cultura fueron prohibidos. Los judíos eran descritos en todas partes como una amenaza para Alemania y para el estilo de vida alemán por lo que debían ocuparse de ellos rápida y severamente. Fueron comparados hasta con ratas y cucarachas. Otros grupos como gitanos, socialistas y negros también fueron descritos en los medios como un peligro para Alemania.
Los nazis establecieron un ministerio especial de Propaganda, llamado el Ministerio de Reich de Aclaración Pública y Propaganda. Con una única fuente de información, el pueblo alemán terminó creyendo muchas de las mentiras y mitos que el gobierno transmitía día a día. Después de años de crisis económica y un sentido de pérdida, fue difícil resistir a la onda de orgullo promovida por los nazis.
 
La monopolización política de las actividades culturales fue la sistemática destrucción de las Ciencias Sociales y Humanidades alemanas, tal y como se entendían en Europa Occidental. Sus efectos colaterales más visibles fueron las purgas de librerías y bibliotecas y la huida masiva de artistas e intelectuales alemanes de reconocido prestigio debido a sus orígenes judíos y/o convicciones políticas de izquierdas
El vacío cultural fue ocupado por multitud de escritores de segunda fila que comulgaban con los preceptos nacionalsocialistas. El clímax de la destrucción nazi de la cultura alemana se alcanzó en las quemas de libros del 10 de mayo de 1933 en las capitales y principales ciudades universitarias del país. 
Una vez desplegada la nueva política cultural, los nazis pudieron llevar a cabo una efectiva propaganda política destinada a transmitir los valores del régimen -referidos habitualmente como Gedankengut (Ideas)- a las masas de un modo fácil e inmediato y con grandes golpes de efecto.
Los vehículos de la propaganda fueron múltiples, incluyendo grandes exposiciones itinerantes, una producción bibliográfica ingente, el desarrollo de las artes plásticas, el uso masivo de los nuevos medios de comunicación, la creación de institutos de propaganda y frecuentes concentraciones del partido. 
El discurso antijudío vertido en la propaganda se sustentaba en una lógica paranoica de inocencia, victimismo y proyección de las propias intenciones agresivas en los otros, particularmente los judíos. Hitler y sus asesores en materia propagandística presentaban una versión bifronte y contradictoria de la realidad: por un lado, una «raza aria» que por su propia superioridad estaba destinada a dominar el mundo; por el otro, Alemania  como víctima inocente de las maquinaciones de los judíos. Lo característico del lenguaje público del régimen fue omitir toda información específica sobre la llamada Solución Final, al tiempo que declaraba de manera brutal sus intenciones de exterminar a los judíos.
Para la difusión de la propaganda anticomunista en el exterior, se creó el AntiKomintern (Unión de Sociedades Alemanas Anticomunistas) en la primavera de 1933, poco después de la abolición del partido comunista alemán. Bajo patronato de Goebbels, el AntiKomintern tenía por objetivo oficial combatir el Comunismo Internacional y sus aliados (los judíos y, posteriormente, los masones) y albergaba el Departamento de la Unión Soviética, también llamado Instituto de Investigación Científica de la Unión Soviética (Institut zur wissenschaftlichen Erforschung der Sowjetunion), la Sección de Prensa y el departamento de Acción Antisemita.